martes, 10 de noviembre de 2015

Tengo un vecino que vive gritando loas a la policía... Cada dos por tres nos reseña, a través de whatsapp, la actividad policial, mostrándonos imágenes de los puntos de control y vigilancia que la policía establece de cuando en cuando en las principales calles de nuestra urbanización. Sin emitir juicio acerca del tamaño de la estupidez de mi vecino, debo decir que la estupidez de la policía es infinita. Tiene que serlo para pensar que un bandido armado, normalmente en moto, va a pasar por delante de ellos en un punto de control tan visible, para ser detenido, o que ese mismo bandido, armado o desarmado, va a ir a cometer su fechoría allí, delante de ellos. Por eso es que no logran ni lograrán controlar la delincuencia. En el semáforo, a cincuenta metros del punto de control donde un grupo de policías detiene y revisa a todo aquel que, sobre una moto, les pasa por delante, al mismo tiempo, un motorizado despoja de sus petenencias a los cuatro ocupantes de un carro que se detuvo ante la luz roja... hecho lo cual, el motorizado, obviamente, no pasa por delante de los policías... sin esperar a que cambie el semáforo se va, a toda velocidad, en sentido contrario...
Hay quien todavía hace chistes sobre gallegos, leperos o gochos...

sábado, 31 de octubre de 2015

Hay quien cree que en Venezuela las cosas se van a arreglar con un cambio de gobierno.
No se dan cuenta de que el problema no está en sus gobernantes, que son tan pueblo como el pueblo, sino en el pueblo mismo. Ese mismo pueblo gobernado.
Hagamos, tan sólo, un ligero analisis a vuelo de pájaro, de la gente que hoy hace vida en el país.
La cuarta parte son extranjeros nacidos fuera de venezuela -por ello son extranjeros- cuyo gran sueño, abiertamente o en secreto, es poder regresar a sus lugares de origen y cuyo único interés, entre tanto, está en ellos mismos y en la mayor suma de felicidad posible para su entorno familiar; cualquier otra cosa no les importa en absoluto,
Otra cuarta parte, son extranjeros nacidos en Venezuela, no por ello menos extranjeros que los anteriores, cuyo gran sueño es poder hacer su vida en el país en el que hubieran querido nacer y claman al cielo -que ellos llaman "Estados Unidos de América"-, por una intervención militar al estilo iraq o Afganistán; o, cuando menos, al estilo Puerto Rico, para poder también, más que ser llamados, sentirse gringos.
De la mitad restante, unos pocos miles son idealistas que se revientan la cabeza a diario contra la creencia en la utopía de que un mundo y una sociedad perfecta, de iguales en sana convivencia pacifica, es posible (Hugo Rafael Chávez Frías era uno de ellos); y el resto son bestias salvajes, sin el mínimo concepto de lo que significa civilización, derechos ajenos y, menos aún, vivir en comunidad; acostumbrados a vivir bajo sus propias leyes, dictadas día a día según, para cada quien, la conveniencia del momento.
Entonces, la gran mayoria de la población -salvo el ínfimo porcentaje de idealistas, pues habrá que incluir en este resto del que hablamos, a la mayoría también de los extranjeros ya sean nacidos o no en el país-, está conformada por aquellos que te piden un bolígrafo prestado para rellenar un comprobante en una institución bancaria y aprovechan tu descuido para irse sin devolverlo o el que entra a una joyería y aprovecha el descuido de las personas a cargo para llevarse una prenda. También, por la secretaria que secretamente lleva para su casa parte del azucar que compra el jefe para endulzar su cafe o los lápices o el papel de la oficina para que sus hijos hagan la tarea escolar; y el médico que se lleva los insumos del hospital público, comprados con dinero del estado y, por tanto, de todos los ciudadanos, para su consultorio privado en donde cobra la consulta a precios que no todos pueden pagar; y el funcionario que te cobra comisión por aquello que está entre sus obligaciones realizar y, entre muchos otros que sería largo detallar aquí, no podemos olvidarnos de mencionar al bandido, tan común hoy en día, a menudo montado en motocicleta a modo de moderno caballo, que a punta de pistola te despoja de tus pertenencias: "la bolsa o la vida", si tienes suerte, o "la bolsa Y la vida" si es tu dia desafortunado. No. En venezuela el problema no es de gobernantes... Lamentable, pero cierto.
Si hubiere alguien leyendo que esté en desacuerdo con lo expresado, haga un blog y dígalo. No pierda tiempo tratando de dejar un comentario aquí porque los comentarios para esta entrada, estan desactivados. Aquí se trata de que yo pueda decir lo que se me esta "atragantando", no de saber qué piensan al respecto los lectores. Eso no me interesa en absoluto. A quien no le guste, que no lea... Le aseguro que hay infinidad de cosas mejores que hacer!